Alguna vez sentiste el viento debajo de tus alas con tal intensidad, que aunque camines en el mas devastado de los campos bañados en desesperanza, se te hizo imposible borrar la sonrisa de tu alma? Si cerras los ojos sos capaz de recordar ese momento? Si lo viviste se con total seguridad que si, que lo recordás tan nítidamente que podrías reír mientras golpeas tu propia herida, porque por más que la vida se tome horas extras emperrada en bloquearte los caminos y hacerte caer, vos vas a los tropezones con toda la esperanza de repetir un momento que atesoraste de tal forma en tu cuerpo, que si te caes das las gracias, por recordarte que el dolor es por la sangre de tus venas, por los huesos que festejan cada uno de tus pasos, y por la piel, principal receptora de la primera señal del amor, las caricias, los roces, los abrazos y los besos…
Tengo en este momento la fiel convicción de que todo todo todo, no es más que la vida confabulándose, poniéndonos a prueba para que constantemente dobleguemos el impulso, que cuanto más duela más guerreros nos vuelva, y en los momentos de reir, sea tal la avalancha de sentimientos, que sea imposible parar, afrontemos la vida burlándonos de los cánones relativos de la maduración o no, que carajos tiene que ver un concepto tan banal en relación a ser felices? Es lo que en definitiva se busca, y en la felicidad, somos nuestros propios jueces, y las opiniones de los demás, no son más que débiles balas tratando de penetrar nuestros escudos, que debieran si creemos en nosotros mismos y no nos da miedo ser quienes somos… Seres físicamente limitados, pero almas indestructibles y por sobre todo inolvidables, y que el polvo de nuestros huesos en la eternidad, no logre sobreponerse y tapar la pisada que dejamos marcada a fuego en este mundo…